sábado, agosto 26, 2006

Bombazo

Julio nos ha traido uno de los debuts pops más importantes del año, Through the Windowpane de Guillemots, con un nivel más elevado de lo que se supone en un debut tanto en la composición como en los arreglos. Con una dosis bastante acertada entre creatividad y accesibilidad, para el que posíblemente sea uno de los discos necesarios para revitalizar la escena pop británica. Escuchar la vigorosa Trains to Brazil o el apotéosico final de Sao Paulo.

Pero el bombazo rock del año viene de las escena más experimental de Nueva York, sin que esto signifique aburrimiento ni pretenciosidad, todo lo contrario.

TV On the Radio - Return to Cookie Mountain
[4AD, 2006]

Anticipado y encumbrado durante meses en numerosos blogs, foros y demás nodos de la red hasta la saciedad. El último disco de TV On the Radio supone, además de su debut para una grande, la confirmación de todo lo bueno que prometían en sus anteriores trabajos.
Tras su brillante EP de presentación Young Liars, en Desperate Youth, Blood Thirsty Babes alargaban sus pretensiones experimentales con el sonido, el ritmo y las múltiples influencias consiguiendo un disco más oscuro y árido. Buena parte de la prensa musical lo situó entre lo más destacado de aquel año. Aun así se me hacía muy aburrido en algunos tramos, a la vez que fascinante en bastantes otros.

TVOTR finalmente han conseguido acumular al avant-rock y la experimentación anteriores, unas canciones geniales y un trabajo milimétrico (perfecto) en la producción. Han creado una atmosfera sónica consistente, que caracteriza y diferencia al disco dándole coherencia; con una profundidad y una riqueza rítmica que en contadas ocasiones ha llegado a cotas tan intensas y fascinantes. Pretendían hacer "music you will be listening to when the whole world burns up" (música que estarás escuchando cuando el mundo se esfume) comentaba Sitek en una entrevista y han acertado de lleno con un disco de una intensidad apocalíptica.
Los juegos vocales, tan característicos del grupo, se limitan a remarcar, enfatizar y dramatizar, más que a intentar quedar resultones. Los ritmos, con un toque prominentemente orgánico y menos digitalizado que antes, cabalgan entre el rock y el funk, con tintes tribales y querencias free en muchos temas. Las guitarras suenan contundentes junto a una diversidad de sonidos extraños e instrumentos diversos. Formando el todo una especie de Wall of Sound pervertido y retrofuturista saturado de distorsión, sobre el que la voz principal de Adebimpe y las canciones son espoleadas con brio y energía hacia nuevas dimensiones. De alguna forma todo encaja.

Es un disco al que cuesta descubrirlo en su totalidad. Las primeras escuchas que le dí me sorprendieron, pero siendo sincero no me enteré de "la misa la mitad". Sin embargo con el tiempo te acaba atrapando. Todas las canciones tienen galones y son tan buenas y de una calidad tan pareja que una vez que te alcanzan, te arrastran en su dirtywhirl (torbellino sucio). A los oidos más despiertos y exigentes que pueda parecerles un trabajo con menos solera por la accesibilidad alternativa que también tiene, decirles que pierdan un poquillo el tiempo y le den oportunidades: es más complejo de lo que puede parecer.
Siempre he pensado que lo más valioso es saber conjugar el verbo experimentar con el de hacer buenas canciones. Creo y lo siento así, que este es uno de esos momentos únicos, un disco hijo de sus influencias pero a la vez un nuevo punto de partida para el rock.

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